La isla italiana de Sicilia suma a su
atractivo elenco de tesoros monumentales y naturales, un luminoso litoral
salpicado de playas, acantilados y poblaciones ancladas en la tradición, sobre
las que se alza el volcan Etna aún desafiante. Sicilia es la isla del barroco, la
isla de los templos griegos, de las villas romanas, las catedrales normandas y la gastronomía
mediterránea. Una isla digna de visitar por la cual haremos un recorrido por sus puntos mas importantes y pintorescos sin olvidarnos de su gastronomia.
Palermo.
Comenzamos por la capital. Palermo fue antaño la
joya del imperio normando, hay que visitar su Capilla Palatina (siglo XII)
-dentro del Palazzo dei Normanni- y el bullicioso Mercado de Ballaró, lo más
parecido a un zoco árabe en Europa, sigue siendo ruidoso y variopinto. Bajando hacia el mar, bien sea desde Monreale, o desde
la salida de la autopista, accedemos a Palermo a través de la Via Calatafami, eterna
avenida que nos da una idea del tamaño de la ciudad. A los lados (y mal
señalizados como es habitual en Sicilia), están dos visitas tan contrapuestas
como atractivas. Por un lado las Catacumbas de los Capuchinos en el
Monasterio homónimo, famosas por sus cuerpos embalsamados, que gracias a las
rupestres pero eficaces técnicas de conservación muestran momias “disecadas” de
difuntos. Por el otro la Zisa palacio
normando de arquitectura árabe recientemente restaurado que era residencia de
los reyes normandos que gobernaban Sicilia desde Palermo. Siguiendo Corso
Calatafami nos encontramos con la Porta Nuova, al lado
del Palacio
de los Normandos, alzada en 1460 para abrir la principal arteria de
Palermo, la Via Vittorio Emanuele. Su techamen
cubierto de azulejos es sin embargo una reforma de estilo manierista de 1535,
promovida por el virrey Colonna para conmemorar la entrada triunfal del
emperador Carlos V tras la victoria en Túnez. La restauración de 1696 para
“parchear” los destrozos del terromoto añadió los 4 moros. Via abajo
enocntraremos la villa Bonnano a la derecha con el Palazzo Sclafani de 1330
en uno de sus esquinas (hoy sede de la Comandancia Militar) y el Hospital
y Cuartel de San
Giacomo a la derecha.Seguidamente a la derecha encontramos la plaza de
la Catedral. El edificio catedralicio, alterado continuamente
no ha perdido sin embargo su majestidad. Fue basílica paleocristiana, mezquita
árabe, y templo cristiano para los normandos. Unida
por dos arcos a la torre del campanario, ofrece una preciosa foto panorámica.Sin perder el hilo de Ariadna de Vittorio
Emanuelle, curioseando por los comercios, y haciendonos
cargo del intenso trafico de coches, motos, motocarros, peatones, etc..., llegamos a Quattro Canti (Piazza Vigliena). Cortada por Via Maqueda, Emanuelle se abre a un armonioso espacio donde cuatro fachadas cóncavas de edificios del XVIII articulan en tres ordenes estatuas de los cuatro estaciones, los reyes españoles, y las cuatro santas palermitanas de cada distrito. Por la noche es imprescindible acercarse a la Plaza Pretoria, custodiada por el Palacio Senatorio, actual ayuntamiento y por la suntuosa Iglesia de Santa Caterina. En el centro de la plaza los jovenes de Palermo se congregan alrededor de la fuente Pretoria mientras los turistas se fotografian sin parar. A la salida de la plaza Pretoria llegamos a la Plaza Bellini circundada por el Antiguo Teatro y hoy pizzeria, y por la preciosa iglesia normanda La Martorana, además de la Iglesia de San Cataldo. Al otro lado de Vittorio Emanuelle, hallaremos entre callejuelas, el fascinante mercado de la Vucchiria. Su nombre deriva del francés, boucherie, es decir carnicería. Creció a partir de los siglos X-XII alrededor de la plaza Caracciolo y la vía Argenteria. Los puestos de fruta, pesacado, carne, quesos, especias, gangas, etc.. adquieren un halo mágico cuando cae la noche y los puestos encienden sus enormes focos y la luz se refleja en sus carpas rojas. La mezcla de olores y colores es tan indescriptible como inolvidable. En la Piazza Verdi se levanta imponente el Teatro Máximo (1875-1897), obra cumbre de Giovanni Battista Basile, que finalizó su hijo Ernesto y cuya inauguración tuvo a la obra de Falstaff de Verdi como primera representación. El teatro de líneas neoclásicas está presidido por una fachada en la que se muestra un frontispicio clásico sustentado por seis grandes columnas corintias. Es considerado unos de los más afamados teatros líricos de Italia. Sin embargo desde su cierre hace varias décadas las interminables obras han impedido disfrutar de su música y de su espléndida sala de cinco pisos de palcos que dan cabida a 3200 espectadores (Es el tercer teatro de ópera más grande de Europa). En 1998 fue reinaugurado y hoy en día es referencia en el ámbito operístico.
cargo del intenso trafico de coches, motos, motocarros, peatones, etc..., llegamos a Quattro Canti (Piazza Vigliena). Cortada por Via Maqueda, Emanuelle se abre a un armonioso espacio donde cuatro fachadas cóncavas de edificios del XVIII articulan en tres ordenes estatuas de los cuatro estaciones, los reyes españoles, y las cuatro santas palermitanas de cada distrito. Por la noche es imprescindible acercarse a la Plaza Pretoria, custodiada por el Palacio Senatorio, actual ayuntamiento y por la suntuosa Iglesia de Santa Caterina. En el centro de la plaza los jovenes de Palermo se congregan alrededor de la fuente Pretoria mientras los turistas se fotografian sin parar. A la salida de la plaza Pretoria llegamos a la Plaza Bellini circundada por el Antiguo Teatro y hoy pizzeria, y por la preciosa iglesia normanda La Martorana, además de la Iglesia de San Cataldo. Al otro lado de Vittorio Emanuelle, hallaremos entre callejuelas, el fascinante mercado de la Vucchiria. Su nombre deriva del francés, boucherie, es decir carnicería. Creció a partir de los siglos X-XII alrededor de la plaza Caracciolo y la vía Argenteria. Los puestos de fruta, pesacado, carne, quesos, especias, gangas, etc.. adquieren un halo mágico cuando cae la noche y los puestos encienden sus enormes focos y la luz se refleja en sus carpas rojas. La mezcla de olores y colores es tan indescriptible como inolvidable. En la Piazza Verdi se levanta imponente el Teatro Máximo (1875-1897), obra cumbre de Giovanni Battista Basile, que finalizó su hijo Ernesto y cuya inauguración tuvo a la obra de Falstaff de Verdi como primera representación. El teatro de líneas neoclásicas está presidido por una fachada en la que se muestra un frontispicio clásico sustentado por seis grandes columnas corintias. Es considerado unos de los más afamados teatros líricos de Italia. Sin embargo desde su cierre hace varias décadas las interminables obras han impedido disfrutar de su música y de su espléndida sala de cinco pisos de palcos que dan cabida a 3200 espectadores (Es el tercer teatro de ópera más grande de Europa). En 1998 fue reinaugurado y hoy en día es referencia en el ámbito operístico.
A
apenas 13 km
del centro de Palermo
se halla la playa de Mondello, -en una ensenada a los pies del
monte Pellegrino- punto de ocio y escape del ajetreo de la ciudad. Por el día
su playa es frecuentada por los palermitanos y por los numerosos turistas que
ya desde Abril abarrotan las pensiones y hoteles
de Palermo. Igualmente la noche induce a los más noctámbulos a tomar unas copas
en sus terrazas del pequeño muelle de Mondello, donde los atraques del puerto deportivo han desbancado a las barcas
de los pescadores. De su pasado pesquero se puede
contemplar la torre cilíndrica del siglo XV, los restos de la
antigua almadraba, y la torre de vigilancia del fico d’India.
La ciudad es bastante manejable
para poder patearla sin necesidad de utilizar transporte público/coche. Es una
ciudad que está llena de iglesias barrocas y teatros neoclásicos. Las zonas
más interesantes son la Estación Central,
Ballaro y Capo, entre la Via Vittorio Emanuele, Corso
Tukory, cortando con Via Roma y Via Maqueda, estas calles están al oeste de la
ciudad.
En Ballarò se encuentra el Palazzo
Reale o Palazzo dei Normandi y dentro de éste la Cappella
Palatina (la entrada cuesta 10 euros y es un impresionante
mosaico desde el pie hasta las cúpulas de escenas bíblicas, esta
capilla fue dedicada San Pedro), la iglesia San Giovani degli Eremiti
(el interés de esta iglesia es que fue construida sobre la base de una
mezquita) y la Piazza del Carmine.
En Capo es donde se encuentra la
Cattedrale y la Piazza della Cattedrale, el Teatro
Massimo, Piazza Beata Paoli, Quattro Canti,
Mercatto delle Pulci, el Oratorio de San Doménico
y la Chiesa de San Mateo. Recorrer las calles Via
Bandiera y Via Sant Agostino. Y en la zona de
Vucciria, recorrer Via Casari y Via Argenteria.
Haz alguna parada en las cafeterías que hay en la
ciudad y prueba los dulces Cannoli, es un barquillo de galleta dura con queso
ricota y azúcar, están impresionantes.
De Compras
La ciudad más interesante para hacer shopping
es Palermo y su Via della Liberta’, en esta
calle se concentran un gran número de marcas italianas (Miu Miu, Prada,
Dolce&Gabanna, Liu.jo, Emporio Armani o Gucci) y Francesas (Hermès
o YSL), así como vías tiendas multimarca (con firmas
de moda internacionales).
Sin embargo, son más interesantes sus mercadillos
de calle. Acércate hasta el mercado Ballarò, tiene
principalmente comida, ropa y cachivaches en general, pero aquí si que vas a
poder vivir el pulso de la ciudad y la Sicilia más auténtica. Altamente
recomendable comprar aquí la bresaola (casi 15€ más barato que en España), el
parmesano y el pesto. Otro mercadillo por el que merece la pena pasarse es el Mercato
delle Pulci (tiene un aire al de Bruselas, si bien aquí los puestos tienen su
espacio) donde podrás encontrar de todo, eso si, tienes que mirar bien .
MONREALE
En
el extrarradio de Palermo
y sobre el denominado Mons Regalis que fue una finca de caza
de los reyes normandos, hallamos la Catedral de Monreale. Bajo
la sugerente excusa de que un sueño-visión en el cual encontraba un tesoro
oculto por su padre, el rey normando Guillermo II llevo a cabo
la construcción de una de las catedrales más bellas de Europa. La sublimidad de
la obra no es apreciable desde el exterior aunque para las
puertas de bronce (1186) se recurriera a Bonanno
de Pisa, autor de la famosa torre homónima quién retrato en sus 46 paneles
escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento. Los mosaicos del interior de la catedral
de Monreale necesitaron 2.200 Kg de oro y cubren casi 6.000 metros cuadrados
de superficie. No fueron finalizados hasta 1182 y participaron artistas
griegos, bizantinos sicilianos y probablemente artistas venecianos enviados
porel Papa para los mosaicos posteriores de la nave y los muros. Aparte de
los tesoros que se encuentran contiguos a las tumbas, se hace imprescindible
subir los 180 escalones que llevan al tejado y que nos permiten admirar los
claustros desde lo alto además de ofrecernos una panorámica de Palermo desde
Monreale.
ERICE
Sobre el Monte San
Giuliano, a 751 m
de altura surge Erice, cuyo nombre deriva del siculo-itálico Eryx,
que significa ‘Monte’. Imprescindible en cualquier planificación de viaje a
Sicilia, Erice habitada desde el Paleolítico Superior, reune
muchos rasgos sicilianos, como un urbanismo normando, la organización árabe de
la vivienda en torno al patio y un amplio abanico
de dulces. En Erice se vive el Medievo respetado, sus calles empedradas llevan
la historia manchada en las piedras de sus empinadas cuestas. Si la niebla lo
permite, y los ojos se esfuerzan, la vista desde lo alto de Erice, permitirá
alcanzar Tunez o el Etna.
Sin mirar tan lejos Trapani se
abre al mar en las faldas de la montaña. Y por el otro costado Valderice, el
valle que se abre hacia el golfo Castellammare.
Quizá debido a su imponente presencia, tutelando la provincia de Trápani, Erice
ha sido desde tiempos inmemoriales lugar de culto
y advocación a las divinidades clásicas. Incluso hoy en día sus numerosas
iglesias confieren a Erice del halo de misticismo que desprendió antaño.
Precisamente el punto más alto de Erice, donde se alza el castillo, fue lugar
de culto y veneración -en todo el Mundo clásico y el Mediterraeo Occidental-,
de las diosas del amor y la fertilidad, Astarté para los fenicios, Afrodita
para los griegos y Venus para los romanos. Si tenemos en cuenta que al llegar a
Sicilia desde el Sur, Erice es un faro natural sobre el promontorio,
entenderemos el porque de su importancia. Además la existencia de un templo de
origen incierto, cuyas sacerdotisas se prostituian con los peregrinos como
ofrensa sacra que se veía recompensada con donaciones cuantiosas al templo
explica que el binomio religión economía se prolongase en el tiempo. Ciudadela
árabe, fue en época normanda, en concreto a partir de 1167, cuando tras la
conquista del conde Ruggerio, adquiere el dibujo urbano de callejuelas sobre el
que posteriormente se fueron edificando palacios, murallas, iglesias, las puertas
de Trapani, Spada y Cármine, y el resto de elementos que perviven en
el trazado que hoy admiramos. Hoy Erice es un punto de veraneo de algunos
sicilianos y extranjeros, con segundas residencias,
pero sobre todo es un tesoro arquitectónico perfectamente conservado, cuyas
calles sólo ven roto su silencio por los turistas y el ajetreo de los cafes y
tiendas de souvenirs de las calles que desembocan en la Piazza Umberto.
Las angostas callejuelas son un laberinto de cautivadoras postales vivientes.Desde
el aparcamiento de Porta Trápani, normanda, pero sobre
fortificaciones elimianas, Vittorio Emanuelle II asciende
hasta la Piazza Umberto, que aglutina la vida social de Erice.
A la izquierda, antes de la plaza una callejuela nos abre a la explanada de la Chiesa
Madre, Santa Maria della Asunta, del siglo XIV, levantada bajo reinado
de Federico de Aragón. Su particular campanario, separado de la iglesia es en
realidad una torre de vigilancia aragonesa de 1315. El maravilloso pórtico de
la iglesia pese a ser gótico, algo insual en la barroca Sicilia, data del 1426.
Sin embargo el gótico del interior es un “parche” de 1852. Dejando atras la
iglesia de San Salvador seguimos por Vittorio Emanuelle hasta Piazza
Umberto, donde podemos tomar un café en sus terrazas bajo el
ayuntamiento, a la espera de que abran el Museo Cordici, que
expone tanto restos arquelógicos, manuscritos, incunables, pintura y esculturas
de diferentes épocas, y cuyo relieve de la Anunciación de Antonello Gagini, de
1525 es la joya más destacada. La ascensión concluye con la entrada a los
castillos Pepoli, edificio normando gestionado por manos
privadas y que sólo permite una visita parcial, y el Castillo di Venere,
en estado ruinoso, pero que sugiere tiempos de gloria cuando haya por el siglo XII
se construyó sobre el templo de Venus (Venere). La Piazza San
Doménico y su bonita iglesia, sede del Centro San Giuliano y San Martín
o la extramuros iglesia de Santa Ursula y la Addolorata son
buenos postres para la excursión por Erice.
Las suntuosas pastelerias de las
calles de Erice son famosas por la elaboración de dulces de almendra y mazapan
que antiguamente sólo se elaboraban en el convento.
Científico Ettore
Majorana, las iglesias de
Merece la
pena bordear Erice por las calles más tranquilas hasta llegar al castillo y a
los jardines comunales, Giardino del Balio,
donde el esfuerzo de subir las cuestas se ve recompensado con la paz, las
vistas, y la visita al castillo.
Para
llegar a Erice podemos elegir entre el ascenso en un moderno Funicular (Funivia
de Erice www.funiviaerice.it/ ) que permite volar por encima de las
laderas que van dibujando las islas Egadas
o por el ascenso en coche desde Trápani (14 km), que zigzagea casi de forma
interminable, pero que ofrece panorámicas del mar que parece estar al alcance
de la mano.
CASTELLMARE DEL GOLFO
Del golfo que baña
sus aguas recibe el nombre Castellemare del Golfo, enclavada
en un puerto natural entre San Vito lo Capo al oeste
y Terrasini al este, y a unos 40 km de trápani
Ya para los griegos fue una salida al mar de la ciudad de Segesta,
labor estratégica continuada
por los árabes que erigieron una fortaleza en el promontorio que sobresale de la costa. La fisonomía del castillo actual, de
forma trapezoidal es obra de los aragoneses, que levantaron un macizo edificio.
Además del castillo, la iglesia Matrice y el paseo por el puerto, no debemos
perdernos la visita a la antigua fábrica atunera
de Scopello y la reserva natural de lo Zingaro, y a poder ser bañarnos en sus pequeñas
playas de agua azulada. Se trata del
lugar ideal para establecer la base desde la cual descubrir toda la parte occidental de la isla de Sicilia, pues está muy
bien comunicada, ya sea en vehículo privado (la ciudad está muy cerca a la
principal autovía siciliana, la A-29) como en transporte público (dispone de
una estación de ferrocarril y de servicios de autobús que la conectan con
Palermo, Trapani y muchas otras localidades).
TRAPANI-MARSALA
Trápani es
a priori el patito feo de las capitales de provincia de Sicilia. Lejos de
desprender la grandiosidad de Palermo, los rincones de Catania o la elegancia de Siracusa.
Merece conocer Trápani para poder discrepar con conocimiento de causa.
Conquistada por los normandos en el 1077, Trapani recibió un nuevo impulso
económico por parte de los aragoneses, gracias sobre todo al comercio de sal,
coral, y conservas de atún, y sobremanera al ser punto de
paso de los cruzados. Llegando desde la autopista de Palermo,
accedemos a la periferia que nos conduce al Trápani. Tanto el Santuario de la Annunziata
como el Museo Pepoli merecen retrasar la visita al centro de la
ciudad.
Desde
Trápani hasta Marsala
se extienden las salinas. El cultivo de la sal ha dotado la región de un sello
diferenciador que ha determinado las relaciones económicas, sociales y
paisajísticas entre los habitantes de la provincia de Trápani y su entorno. El
itinerario denominado “Via de la Sal” enfila su hilera
irregular de molinios que dibujan un paisaje que Cervantes ya evocó. Los
túmulos de sal, cubiertos de tejas de terracota parecen mantas que salvaguardan
la sal. Actualmente aún se extrae sal de forma artesanal, de modo
simbólico, generando un tipo de sal de gran calidad, y de coste a precio de oro. Al atardecer, los molinos despiden al sol,
que ocultándose tras el mar mancha de tonos rojos las últimas líneas de cielo
de Trápani.
ISLAS EGADES
Las islas Egades, o Egates, son un pequeño archipiélago de
tres islas, Favignana, Levanzo y Marettimo
que se abren al Mediterráneo enfrente de la costa de Trapani..
Favignana, la más grande, está a apenas 6 kilómetros, y
Marettimo, la más lejana está a unos 35 kilómetros. Las
temperaturas en las Egadi oscilan desde los 6 grados de media en Enero y
Febrero a los 45 en pleno agosto. Los cartagineses convirtieron las Egades
en base estratégica, y no en vano sus costas vivieron una de las
batallas más
célebres del mundo antiguo. En el 242 a.C en plena I guerra
púnica cartagineses y romanos derramaron su sangre dando nombre a Cala Rossa,
donde las aguas tiñeron el mar de rojo. La victoria de los romanos que
hundieron cincuenta naves, y apresaron otras setenta, confirmo y conformo el
control de los romanos en Sicilia. Los árabes y normandos emplearon las islas
Egadi como plataforma de sus conquistas por el Mediterráneo, y el mismo uso
dieron los piratas berberiscos que se escondían en sus
calas para iniciar la rapiña de las costas del Mare Nostrum. La gastronomía
local es, lógicamente marina, y destaca el pez espada y las variantes de atún.
las “cassatedde“, son los postres típicos de las Egades, unos
raviolis fritos rellenos de requesón y escamas de chocolate, espolvoreados con
azúcar.
Como
llegar a las islas Egades Para
llegar a las Egades existen los servicios de Ustica
Lines y Siremar que ofrecen, ferries (mototraghetto
veloce o tradizionale) e hidrodeslizadores (aliscafi) desde Trápani. en verano
la frecuencia aumenta. Además, entre las islas hay numerosos servicios que
permiten conectar las Egades con rapidez. De Favignana a Levanzo apenas se
tarda 10 minutos, y a Marettimo unos 30 minutos. Según los horarios de las dos
compañías es más recomendable comprar sólo billete de ida. Como siempre si hay
prisas los aliscafos son la solución, y si hay que reducir presupuesto, los
ferries son más baratos y permiten disfrutar más del viaje hacia las Egadi.
Las ÉgadasSon un espectáculo natural de incomparable belleza,
por las playas limpísimas y las aguas cristalinas. El archipiélago está
formado por tres islas grandes – Favignana, Levanzo y Marettimo –
además de una serie de islotes y escollos, las Égadas forman parte de la
homónima Reserva Marina.
Puntos de interés
En Marettimo, destaca por su característico centro habitado lleno de casitas de pescadores. Con la barca se puede llegar a las numerosas grutas, como las del Camello y del Atún.
En Levanzo, en la Cala Minnula, se podrán visitar, con un guía submarinista, los restos de una antigua embarcación de edad romana. Magnífica es también la Gruta del Genovesse con incisiones y dibujos prehistóricos.
En Favignana hay que bañarse en las aguas de Cala Azzurra, llamada así por el color de sus aguas. Maravillosa es también la Gruta “Perciata”, término que en dialecto indica que la gruta está “agujereada” en la parte superior. Por la abertura entra la luz del sol que hace resplandecer las aguas.
Puntos de interés
En Marettimo, destaca por su característico centro habitado lleno de casitas de pescadores. Con la barca se puede llegar a las numerosas grutas, como las del Camello y del Atún.
En Levanzo, en la Cala Minnula, se podrán visitar, con un guía submarinista, los restos de una antigua embarcación de edad romana. Magnífica es también la Gruta del Genovesse con incisiones y dibujos prehistóricos.
En Favignana hay que bañarse en las aguas de Cala Azzurra, llamada así por el color de sus aguas. Maravillosa es también la Gruta “Perciata”, término que en dialecto indica que la gruta está “agujereada” en la parte superior. Por la abertura entra la luz del sol que hace resplandecer las aguas.
La Mattanza Las hoy placidas Egadas, han sido incólumes testigos de uno de los espectáculos más violentos y al mismo tiempo fascinantes de la relación del hombre con la naturaleza
Pinturas prehistóricas encontradas en Favignana ponen edad al oficio de los tonnare, expertos pescadores de atún, que con sus técnicas, artes y modus vivendi han representado como pocos la dureza del mundo del mar. Rosellini mostró como nadie la angustiosa captura de los atunes en el clásico Stromboli, donde el marido del personaje interpretado por Ingrid Bergman es uno de los tonnare. Instituidas como motor de la economía insular, la única activa de las más de cincuenta tonnaras que proliferaron por Sicilia, es la de Favignana. Es en los meses de Mayo y Junio, cuando los bancos de atunes en época de reproducción bordean las costas de las islas. Reconducidas a través de barreras artificiales hacia una consecución de cámaras rectangulares, son rodeadas en la “cámara de la muerte” por los barcos de los pescadores, que arponean los atunes en lo que acaba siendo una mezcla de matanza simbólica donde tradición y simbolismo se acaban de fundir con un espectáculo turístico donde la solas de sangre y espuma saltan a los barcos. A cambio de un determinado precio se puede acompañar a los pescadores. No es recomendable para aquellos que no deseen sufrir con las cruentas escenas de los atunes arponeados e izados a los barcos.
MARSALA
El primer escenario con el que
uno tropieza, al llegar a Marsala, es el Stagnone, la laguna más grande de Sicilia . Considerada una de las zonas húmedas más
importantes de Europa, es un espectáculo que entusiasma con las salinas que se
reflejan en el cielo y sus cuatro preciosas islas (Isla Longa, Santa Maria, Schola y Mozia) delicadamente acostadas en el
agua. Las salinas, que se extienden a lo largo de la costa,
forman parte de la Reserva Natural de las Islas de Stagnone (www.salineditrapani.it). Un lugar fuera del mundo, donde se puede vivir
la emoción de ver las grandes palas de un molino, que aún funcionan, girar con
el viento, accionando los engranajes internos. Después, por la tarde, ocasos
extraordinarios encienden de mil colores los espejos de agua de las cubas en el
candor de la sal. Desde estas orillas, una
barcaza conduce a otro destino extraordinario, Mozia, isla encantandora
que custodia los restos de uno de los asentamientos púnicos más importantes del
Mediterráneo en un marco natural de una belleza extraña.
En Marsala deberéis probar el vino local y
visitar la iglesia Catedral, con su majestuosa fachada barroca; el Palacio VII
de abril; la Puerta Nueva, reconstruida en el siglo XVIII; y Puerta Garibaldi,
anteriormente puerta de mar. Al sur de Trapani
después de dejar atrás las salinas rosaceas que se enfrentan a la isla fenicia
de Mozia, la carretera nos lleva a Marsala.
Su nombre nos es conocido, bien por las aventuras del desembarco de Garibaldi
en Sicilia, o bien por sus renombrados vinos. Sin embargo el viajero poco
conoce de este antiguo asentamiento fenicio formado por los supervivientes de
la colonia de Mozia, destruida por Dionisio de Siracusa en el 397 a.c. En 1860 Marsala
volverá a ser una ciudad conocida gracias al siempre nombrado en sus calles Garibaldi.
Además del Casco antiguo, lleno de
comercios de venta de productos típicos,
recomendamos callejear hasta toparnos con la catedral, o
acabar en la Porta Nova. Las casas bajas,
típicas de puerto marinero de Marsala se nos hacen amigables, y nos hacen
valorar más los palacios, la iglesia de planta circular de la Addolarata,
el Museo de los Tapices, o el arquelógico. Si es muy
afortunado, encontrará abierto el Parque Arquelogico grecorromano,
conjunto de casas romanas con mosaicos muy
alegres, como el de la “Medusa“, o los restos de las estancias
termales de la Marsala romana.
El casi siempre presente sol anima a comprar un
pedazo de queso, abrir un buen vino, y comer cúal Lazarillo
de Tormes en la tranquila Marsala.
SAN VITO LO CAPO
San
Vito lo Capo es un pequeño pueblecito del norte de Sicilia, situado entre la
reserva natural del Zingaro y el Monte Cofano. En sus orígenes fue un pueblo de pescadores y aún
conserva su sabor marinero, aunque ahora se ha convertido en un importante
centro turístico gracias a su magnífica playa de fina arena blanca y aguas
cristalinas.Tiene una población de 4.000 habitantes, todos emparentados entre
sí. El desfile vespertino por el Corso es el único evento social digno de
mención, además de las concentraciones de bañistas en las playas. Al menos para
los sicilianos, a quienes jamás se les pasó por la cabeza la audaz idea de
hacer una excursión hasta la bahía de Scopello, atravesando la cercana área
protegida de la Reserva Natural dello Zingaro, visita obligada para los amantes
del senderismo. Desplazarse a pie sin necesidad, caminando por la maleza que
cubre el ecosistema del maquis, eso solo parece que se les puede ocurrir a los
'chiflados europeos' del norte. Destinar una jornada merece la pena.San Vito Lo Capo, en la provincia de Trapani, cuenta con ese aire amable y acogedor de las
ciudades del norte de África como Argel o Tunicia.La
península donde se ubica San Vito lo Capo tiene a los flancos dos reservas
naturales, la de Monte Cofano y la Reserva naturale de lo Zingaro.
El ambiente de la playa del municipio, con sus palmeras, sus casas bajas
decorando con buganvillas sus patios se semejan a las tradicionales kasbah de
Marruecos. Pero no sólo la arquitectura y el urbanismo beben de ese aire
magrebí, puesto que uno de los platos esenciales de la gastronomía local es el
cuscús, y de ello cada año se celebra el ya célebre Couscous Festival, que
reúne a los maestros cocineros de esta especialidad mediterránea en una
competición por países.
San Vito es un destino turístico
de primer orden gracias a su playa, pero hay que recordar un pasado histórico
que se desprende de su Torrazzo, la vieja torre fortificada de
vigilancia que a diferencia de las obras del arquitecto militar Camillo
Camilliani, que actuaban como alarma contra los ataques berberiscos durante el
medievo, fue levantada por iniciativa privada para la
defensa de la tonnara adyacente.
El otro monumento destacado es el templo de St.
Crescentia, de estilo árabe-normando, y que se relaciona con la
leyenda de St Vitus, el mártir ajusticiado por Diocleciano.
Sol, mar que no envidia al caribe, hospitalidad y
los mejores platos de pescado de Sicilia nos esperan en San Vito lo Capo, un
destino agradable para unas vacaciones de los que conociendo Sicilia quieren
pasar una larga temporada.
Reserva del Zingaro: Hay dos
entradas en la reserva:
- Al Sur: desde Scopello
- entrada principal con estructuras para la acojida.
Desde la autopista A/29 Palermo-Mazara tomar el enlace para Castellammare del Golfo. Seguir la SS 187 en dirección a Trapani hasta el enlace para Scopello.
- Al Norte: desde San Vito Lo Capo
Desde la autopista A/29 Palermo-Mazara tomar el enlace para Castellammare del Golfo. Seguir la SS 187 en dirección a Trapani hasta el enlace para Scopello.
- Al Norte: desde San Vito Lo Capo
Llegar hasta la SS 187 como explicado antes y
después girar por el enlace para San Vito. En ambos casos hay
que dejar el medio de transporte en los aparcamientos y depués seguir a pié.
Tarifas Costo de la
entrada: 3 € - Chicos 10 - 14 años:
2 € - Grupos: 0,50 €- Visitantes con menos
de 10 años: gratuito.
CEFALU
Esta localidad playera y bizantina es una
de las visitas imprescindibles aunque dependerá del trayecto que hagáis por la
isla. Destaca su centro histórico, el Duomo de inspiración árabe-normanda y los
callejones medievales repletos de restaurantes y boutiques. No pasar por
alto la Salita Saraceno, una escalinata que recorre las antiguas murallas con
magníficas vistas.Cefalu
es pese a su tamaño uno de los puntos más visitados por los turistas y viajeros
que vienen de vacaciones a Sicilia. Su paisaje de pequeño
puerto pesquero sobre el apacible tirreno es a menudo campamento para las rutas
por la isla, y sus largas playas de arena dorada que se extienden hacia las
bahías de Aranciotto y de Settefrati, con su siete farallones - que según
la leyenda local son los cuerpos petrificados de siete hermanos que acudieron
inútilmente para auxiliar a una bellísima mujer- son muy estimadas por
nativos y foráneos.Entre tantas especialidades de pescado que les
puede ofrecer la cocina de Cefalu, cabo reseñar las “anchoas
de la duquesa”, un guisado hecho con anchoas, pan de
molde, ajo, cebolla, perejil, aceite y vinagre, que se despalma sobre
una rebanada de pan, tal vez añadiendo un poco de mantequilla, también el cous
cous de pescado.El Corso Ruggero es la calle
principal del casco viejo, marcaba los límites de la ciudad durante la Edad
Media. Hoy se alinean iglesias barrocas y palacios nobles a ambos lados de la
calle. Aquí se encuentran las tiendas más
elegantes de Cefalu. En el puerto viejo se puede disfrutar
de las mejores vistas del núcleo antiguo. Ahí también se halla la Porta de
Pescara, una de las cuatro puertas de acceso a la ciudad en en el XVII. La catedral normanda es el centro neurálgico de Cefalu,
bajo la sombra de La Rocca,
gran roca de piedra, con forma de cabeza
(Cephaloedium), que da nombre a la ciudad ,y sobre cuyas laderas se encuentra
el Templo de Diana. En la piazza del Duomo
se encuentran el antiguo Monasterio de Santa
Caterina, actual ayuntamiento, y la fachada del Palacio Episcopal
así como el palacio Piraino.Tampoco debemos dejar de ver en Cefalu
el Museo Madralisca, el Bastión del cabo
Marchiafava, el Lavadero publico medieval, el Osterio Magno con
su ventanal, las estrechas callejuelas medievales empedradas que nos harán
perdernos hasta encontrarnos con el mar o la catedral.
VOLCAN ETNA
Durante la primavera, en las laderas de lava del volcán
Etna, eclosionan unas delicadas islas florales a más de 2.000 metros de
altitud. Aunque el entorno del volcán, todavía activo, parezca inhóspito y
desolado, la tierra, sin embargo, es muy fértil. Una visita obligada en un viaje
a Sicilia. Dicen de este volcán que se ve desde la Luna. Pero como no está
al alcance de todos ponerse en órbita para comprobarlo, puede asomarse a su
cráter en teleférico. También es posible rodearlo en todo su perímetro a
bordo del tren Ferrovia Circumetnea. Ojo al visitante, hará frío así que
programad una buena chaqueta.
La subida al teleférico, no dura más de veinte
minutos. Los microbuses ya están esperando y calcula hora y media por allí. El
horario de los teleféricos es hasta las cinco y media de la tarde (el último)
hasta Noviembre. De Diciembre a marzo el último es a las 15,30. Compruébalo. Yo
estuve en Agosto, subí en coche por esa carretera curvlinea y menos mal que me
paré a hacer fotos a la subida, serían las 12 o así, porque al llegar al
Refugio Sapienza, fotos a los Crateres Silvestri etc, salió una niebla que tapó
todo el crater, asi que te recomeindo que pares a la subida y hagas fotos del
crater que se ve muy bien.
Las instalaciones de la Funivia del Etna se encuentran sobre el vertiente Etna-Sur del volcàn,en el territorio del ayuntamiento de Nicolosi.El servicio de transporte funiviario o de telefèricos es activo todo el año, permitiendo una emosionante subida del Etna, el volcàn más alto y activo de Europa. Cada año son más de 300.000 los visitadores que aprovechan de la moderna instalaciòn de los telefèricos,de la capacidad de 1200 personas/horas,para alcanzaren solo 15min. la cuota 2500m sobre el nivel del mar posiciòn desde la cual es posible alcanzar las instalaciones esquiìsticas en invierno y las excursiones hacia los cràteres todo el año.
SIRACUSA-ISLA DE ORTIGIA
Dicen de Siracusa que fue la ciudad más bella del mundo antiguo y que por sus calles pasearon Platón, Arquímedes o Esquilo. Hoy cuenta con la única escuela de teatro griego clásico fuera de Atenas (estrenan grandes producciones en mayo y junio). No perderse el barrio de Ortigia y el Parque Arqueológico de la Neapolis. Son numerosos los lugares de interés histórico, como los restos del anfiteatro (con un aforo para 15.000 espectadores) y la ciudadela de Dionisio II. Otras poblaciones de interés cercanas son Catania, Noto, Modica y Ragusa.
La Oreja de Dionisio
es una gruta que se encuentra en la zona de “Latomia
del Paraíso” (cantera de piedra) en Siracusa. Las “latomías”
(que en griego significa corte de piedra) son grandes
oquedades naturales en la pared de roca caliza que
fueron ensanchadas y habilitadas por antiguos habitantes de Siracusa. En
esta famosa cava calcárea se abre una gruta de 65 de largo, de 23 metros de alto y
aproximadamente entre 5 y 11
metros de ancho. El visitante no puede evitar un viaje al pasado siracusano para susurrar su voz y que el eco le sople por todos los rincones de la cueva. Siracusa
cuenta con uno de los patrimonios arquelógicos más ricos de Sicilia,con
la península de la Ortigia, nucleo original de población de los corintios que
fundaron la ciudad, el parque arqueológico de Neápolis con su anfiteatro romano,
el teatro griego, las Latomias o canteras de piedra, la Oreja de Dionisio y la gruta Dei Cordari, o la de los Capuchinos,
donde en época griega los esclavos extraían los bloques de piedra caliza para
la construcción de edificios y murallas. Frente a la
entrada del museo arqueólogico de Siracusa, uno de los mayores errores
arquitectónicos de sicilia, el Santusrio de Santa Madonna de las Lagrimas, un edificio de 80 metros, horroroso, que
evoca la lagrimación, un suceso insólito por la incredulidad que despierta,
según el cual un cuadro de yeso de la virgen segrega gotas. Las catacumbas de
San Giovanni son una enrevesada red de laberintos subterraneos formada por
20.000 tumbas que ocupan una superficie de 10.000 cuadrados. Detras, en la vía
Teocrito está el museo del Papiro y el Museo Arquelógico Regional Paolo Orsi. La península de la Ortigia
conserva su dibujo de patios, callejuelas y plazoletas escondidas, vestidas con
elegancia del corte arquitectónico barroco, tan reseñable en la Sicilia
Oriental. Presidiendo la Piazza del Duomo
con la iglesía de Santa Lucía alla
Badia en un extremo, se ubica la catedral de Siracusa,
con sus apacibles terrazas veraniegas. En
Siracusa, es bastante complicado aparcar porque está prohibido en casi toda la
isla y la zona azul es muy cara. Por suerte,
encontramos aparcamiento no muy lejos de la isla, en una zona gratuita justo
antes de cruzar el puente que lleva a la isla de ortigia.
Junto al mar y emanando agua
dulce de forma natural, encontraremos la Fuente de Aretusa, un estanque con patos, peces de diversas especies
y plantas de papiro, y cuya leyenda de amor entre la Ninfa Aretusa y el Dios del río Alfeo, adorna el misticismo del lugar. Siguiendo
el paseo marítimo llegamos al extremo de la Ortigia,
donde el castillo Maniace, una fortaleza
construida por Federico II en 1239, defiende la península siracusana.
Fuera de Siracusa se pueden
hacer algunas excursiones muy bonitas y de breve duración: una de éstas lleva a
Cabo Murro di Porco, alcanzable tanto en coche como caminando (mucho más
hermosa); otra a la Fonte Ciane, a 10 km de la ciudad, es
alcanzable en coche o caminando, cogiendo el autobús n. 21, 22 o 23 de Piazza
della Posta, en Ordigia a la entrada del Puente Nuevo, y bajando en el punto en
que la calle encuentra el río y de aquí continuar por una hora a lo largo de
las lozanas orillas del río Ciane, donde, único lugar además del Norte de
áfrica, los papiros crecen espontáneos.
Siguiendo la senda caminando en lugar de llegar en coche, se pueden ver también las sugestivas ruinas del Olympieion, el templo dórico dedicado a Júpiter Olímpico que se remonta a la primera mitad del siglo VI a.C. Otra posibilidad es llegar allí con una de las excursiones en barco que salen del muelle cerca del Puente Grande, que atraviesa el río cerca de la desembocadura; los barcos remontan el río permitiendo de ver tanto las ruinas como el manantial. A media hora de coche desde Siracusa en dirección Norte, en la costa, se encuentra el sitio arqueológico de Megara Hyblaea (o Megara Iblea), ciudad ante griega luego romana, cuyos restos constituyen el modelo más completo de ciudad arcaica aún existente. Por lo que concierne el mar, la costa Norte de Siracusa es absolutamente de evitar por los ascos vomitados por las industrias químicas que se asoman. A sur en cambio las playas de la Arenella y de las Fontane Bianche son guapísimas y con aguas límpidas, y por eso muy frecuentadas. En el Arenella abundan los trechos de playa con servicios de pago; mejor dar dos pasos y pararse en una de las pequeñas playas rocosas algo más a sur. Fontane Bianche es un lugar de encanto, playa de arena muy fina y de frente una inmensa piscina natural…
Siguiendo la senda caminando en lugar de llegar en coche, se pueden ver también las sugestivas ruinas del Olympieion, el templo dórico dedicado a Júpiter Olímpico que se remonta a la primera mitad del siglo VI a.C. Otra posibilidad es llegar allí con una de las excursiones en barco que salen del muelle cerca del Puente Grande, que atraviesa el río cerca de la desembocadura; los barcos remontan el río permitiendo de ver tanto las ruinas como el manantial. A media hora de coche desde Siracusa en dirección Norte, en la costa, se encuentra el sitio arqueológico de Megara Hyblaea (o Megara Iblea), ciudad ante griega luego romana, cuyos restos constituyen el modelo más completo de ciudad arcaica aún existente. Por lo que concierne el mar, la costa Norte de Siracusa es absolutamente de evitar por los ascos vomitados por las industrias químicas que se asoman. A sur en cambio las playas de la Arenella y de las Fontane Bianche son guapísimas y con aguas límpidas, y por eso muy frecuentadas. En el Arenella abundan los trechos de playa con servicios de pago; mejor dar dos pasos y pararse en una de las pequeñas playas rocosas algo más a sur. Fontane Bianche es un lugar de encanto, playa de arena muy fina y de frente una inmensa piscina natural…
MARZAMENNI
El puerto pesquero de Marzamemi
es bañado por las aguas jónicas al sur de Sicilia, al sur de Siracusa y poco antes de llegar a Pacchino. El núcleo urbano
es pequeño pero en los meses de verano se llena de
turistas atraídos por sus restaurantes donde degustar pescado fresco, y por su
puerto donde los coloridos barcos tiñen de color las aguas de su bahía. El
corazón de Marzamemi es la Piazza Regina Margherita, apenas
unos centímetros sobre la altura del mar, donde la Tonnara forma
parte indisoluble de la historia y la economía local. De hecho, su tonnara fue
la segunda de Sicilia, por detrás de la afamada de Favignana,
y ahora celebra cada cinco años una reminiscencia que sirve de reencuentro con
las antiguas raíces, cuidando el sistema artesano y original de pesca de
los atunes. Los productos de la zona como el tomate de Pacchino, el pez espada, o la ventresca de atún son muy apreciados por
su maravillosa calidad. Si acudimos fuera de temporada es posible que tengamos
la sensación de que el pueblo se ha convertido en un páramo, una población
fantasma, donde muchos establecimientos están cerrados. Eso si, en verano el
ambiente es sorprendente, y su puerto deportivo
es un hervidero. Marzamemi es un pueblo de Pachino, la localidad cabecera,
donde hay supermercados y servicios por doquier. Es una pequeña comunidad de
pescadores que se especializan en el atun, y que antiguamente fue un borgo
arabe. de ahi las construcciones de piedra y la arquitectura de la zona
comecial que se llama Balata: la zona es de acceso peatonal asi que hay varios
parking en la periferia, las calles son de piedra al igual que las
construcciones. hay restaurantes, bares y algunos locales comerciales... es muy
lindo especialemente de noche donde uno puede comer con vista al mar.durante el
dia se puede disfrutar de las largas playas de arena amarilla y agua
transparente donde incluso alquilan sillas y sombrillas. vale la pena
conocerlo.Muy cerca se halla el parque regional de Vendicari,
conocido como el Oasis de las aves que paran en su ruta norte-sur, y puede
contemplarse con la visita a la villa romana de Tellaro y la ciudad barroca patrimonio de Unesco de Noto, a apenas 20 km. Los productos de la
zona como el tomate de Pacchino, el pez espada, o la ventresca de atún son muy
apreciados por su maravillosa calidad. Durante la fiesta de San
Francesco, en el mes de agosto, el mar ocupa el espacio de los
festejos con la procesión de las barcas de los habitantes de Marzamemi, la
divertida cucaña, o la regata. Otro de los eventos reseñable es el
Festival del Cinema di Frontiera, al aire libre. Si acudimos fuera de temporada
es posible que tengamos la sensación de que el pueblo se ha convertido en un
páramo, una población fantasma, donde muchos establecimientos están cerrados.
Eso si, en verano el ambiente es sorprendente, y su puerto deportivo es un
hervidero.
Zona Siracusa. Cerca De Pachino y Marzameni,
en la punta de la isla. Cielo y mar; tierra y viento. Con 3500 habitantes, el
pueblo más al sur de Sicilia es el típico “posto di mare”. En la calle
principal, sobre la iglesia, hay una veleta con forma de pez espada que marca
la dirección del viento. A partir de allí, bares y
negocios con artículos de mar. De día el
faro de Cozzo Spadaro es anónimo, de noche se convierte en protagonista. Es
sede de la estación meteorológica, punto de
referencia para la aeronáutica militar y para la Organización Mundial de Meteorología.
Los pescadores
Portopalo al límite entre Europa y África, vive gracias al pescado y al tomate. Todas las noches, a las 2 de la madrugada se repite la historia: llegan los barcos pesqueros. Veloces y armónicos, los pescadores trabajan en cadena: seleccionan, acomodan en cajones, cubren de hielo y un chorro de agua completa el “packaging”. Los cajones pasan de mano en mano para ser acomodados en los camiones refrigerados, prontos a partir para el mercado central de Catania.
Portopalo al límite entre Europa y África, vive gracias al pescado y al tomate. Todas las noches, a las 2 de la madrugada se repite la historia: llegan los barcos pesqueros. Veloces y armónicos, los pescadores trabajan en cadena: seleccionan, acomodan en cajones, cubren de hielo y un chorro de agua completa el “packaging”. Los cajones pasan de mano en mano para ser acomodados en los camiones refrigerados, prontos a partir para el mercado central de Catania.
Los tomates de Portopalo. En las sierras de Portopalo hace
calor y brilla el sol; clima ideal para los tomates. Se cultivan distintas
variedades: el “datterino”, pequeño y alargado; el “ciliegino”, de forma
esférica; y el “costoluto”, un tomate de forma irregular, rojo-verdoso y
sabroso, único en el mundo, que crece solo entre Portopalo y Pachino. Palabras de los lugareños: “los frutos rojos y jugosos, crocantes
cuando se muerden, embriagan con su perfume y el gusto dulce confirma el
triunfo de los sentidos”.
Merece la pena visitarlo y pasar el día.
TAORMINA Y LA ISOLA BELLA
Es recomendable acudir en
transportes públicos, ya que el centro de Taormina es peatonal y aparcar el
coche es bastante complicado, incluso en el inmenso parking de varias
plantas.Otra opción es armarse de paciencia, o madrugar, o incluso dejar el
coche algo más arriba de la ciudad, en dirección a Castellmola, que es a su vez un mirador perfecto
para ver el Etna. Aún así, para los valientes, la zona de Mazzaro, la playa a
los pies de la ciudad, es el lugar idóneo para dejar el coche. Desde aquí bien
el autobús o el funicular nos llevarán al final de Via Luigi Pirandello, la
carretera que sube del mar
al centro de Taormina. Allí, la porta Messina, marca la entrada a la calle
principal, el Corso Umberto I, repleto de tiendas de ropa
y de recuerdos, tiendas de antigüedades, y balcones vestidos de flores.
Emplazada a doscientos metros de altura, sobre el Monte Tauros, una espléndida
terraza natural. Parece una visita obligada, aunque es un pueblo marinero
perfecto, las tiendas de souvenirs lo han copado. Es una locadlidad alta y
rocosa, con pequeñas bahías bañadas por el mar Jónico a sus pies, el casco
antiguo de esta urbe medieval está repleto
de sorpresas: la Catedral y su portada, la iglesia de Santa Caterina, el Odeón
(un pequeño teatro de época romana) y sobre todo un teatro griego con vistas al
Etna que de junio a agosto acoge el Taormina Arts Festival. Sin embargo, tales
son los placeres visuales que nos puede ofrecer la ciudad que es imprescindible
visitarla. Cabe destacar sobre manera elTeatro griego cuya importancia se evidencia
en el posterior uso que continuaron los romanos. Pero no es la única joya,
Taormina no sería nada sin los adornos naturales que engrandecen el teatro; la
panorámica de la bahía de Naxos y el Etna al fondo hacen del Teatro de Taormina
una de las postales
más recurrentes de nuestra visita a Sicilia. Paseando por las calles de
Taormina, repletas de recuerdos típicos sicilianos, encontraremos
reminiscencias de la ocupación de la corona de Aragón, como los detalles del
palacio Corvaja o el Ciampoli de estilo gótico catalán, o calles floridas de
corte medieval, sin obviar la catedral de Taormina, Il Duomo de San Nicolo, la
villa comunale con sus jardines, o el palacio de
los Duques de San Stefano, uno de los mejores ejemplos de arquitectura normanda
de la isla. Siguiendo Umberto I llegamos a la Plaza Vittorio Emanuelle II,
construida sobre el antiguo foro romano,
y que ahora alberga el palacio Corvaja o Corvaia (s. XIV), sede del primer
parlamento de Sicilia (1410), y que combina una torre árabe del siglo X,
decorada con piedra lávica y piedra pómez blanca, además de toques de gótico
catalán. Actualmente es la sede de la Oficina de Turismo de Taormina y del
Museo Siciliano d’Arte e Tradizioni Popolari, con pupis, marionetas sicilianas,
vestidos típicos, carrettos y gran variedad de piezas, entre ellas los ex-voti,
ofrendas rústicas de pinturas vóticas en agradecimiento a la intervención
divina en salvaciones “milagrosas” en multitud de variopintos sucesos
accidentados. A la izquierda del palacio está la Iglesia de Santa Caterina,
construida en el siglo XVII sobre restos aún visibles desde dentro del odeón
romano, un mini-teatro que albergaba 200 plazas. En el otro extremo de la
plaza, el desvió de la Via Teatro Greco nos lleva hasta el espléndido Teatro,
que es el monumento más solicitado de Taormina. Cerca están las ruinas de las
Naumachie, titánica obra de una pared sostenida con contrafuertes, que permitía
almacenar en una cisterna, las aguas provenientes de la montaña, para abastecer
la ciudad e irrigar campos. De vuelta al corso alcanzamos la Piazza 9 Aprile,
un mirador sobre el mar y el Etna. En ella la ex-Iglesia de San Agostino de
1486 hace las veces de Biblioteca, y sobre una escalinata, la barroca Iglesia
de San Giussepe. Sobre la porta di Mezzo la torre dell’Orlogio despide la
agitada plaza llena de turistas degustando los cafés más caros de Sicilia. De
esta manera nos adentramos en el barrio más antiguo de Taormina, y en el que
las influencias árabes se hacen más patentes, con callejuelas que desembocan
primero en la Iglesia de San Giovanni de Malta de 1533, en el Palacio Ciampoli,
un edificio gótico-catalán de 1412, con ventanas geminadas que hace de Hotel; y
más adelante en la Plaza del Duomo, con el Comune (ayuntamiento), y la Catedral
di San Nicolo, tan sobria como prescindible. Via Umberto acaba en Porta
Catania, donde un escudo aragonés (1440) nos hace pensar que podríamos estar en
cualquier zona del Levante Español. Antes de llegar, subiendo una serie de
cuestas empinadas, arribaremos a la Badia Vecchia, (Aqui está el Museo
Arqueológico) una torre normanda con almenas que se reformó en el siglo XIV.
Otro ejemplo de arquitectura normanda es el palazzo dei duchi di San Stefano,
en la Piazza San Antonio. Para descansar del ajetreo, la Villa Comunale, debajo
del Teatro, jardines repletos de vegetación diversa, que a finales del XIX
pertenecieron a la aristócrata escocesa Miss Florence Trevelyan (al parecer
amante del futuro rey Eduardo VII), quién ideo unos edificios de ladrillo al
estilo “lego”. Debajo de Taormina se halla la isola bella,
un islote que en bajamar abre un camino de arena con la playa. En los
alrededores podremos visitar las Gargantas de Alkantara,
inaudita formación basáltica en forma de desfiladero en giardinni Naxos.
CASTELLMOLA
El centro de Castelmola
no es transitable para vehículos, por lo que os recomendamos aparcar a la
entrada de la ciudad, en el parking en frente del hotel
Villa Sonia. Muy cerca de Taormina,
Apenas 5 km
más arriba y tras un trayecto lleno de curvas. Castelmola es un pueblito de 1000 habitantes,
llamado el Nido de Aguilas de Taormina,ya que está ubicado muy por arriba de
Taormina, y desde el la vista supera la ya muy buena panorámica que se tiene
desde Taormina, que aunque está sobre el Monte Tauro, está unos 500 metros por debajo de
Castelmola, lo que no es poco. Desde Castelmola no sólo se ve Taormina sino
también Giardini Naxos y Sant Alessio Siculo,
que quedan aún más distantes. Al ser una población no muy grande, Castelmola es
ideal para hacer un paseo de medio día. Merece la pena quedarse a dormir en
alguno de los hoteles, aunque sea para disfrutar
de la vista del Etna en las noches de luna llena, cuando la luz que desprende
el astro ilumina la costa jónica. A pie desde Taormina se llega en 90 minutos y
en bus de línea en 10 minutos desde Taormina, aunque como el camino es sinuoso
y en subida..... Ojo con los que no trepan,aunque sea por ruta muy a menudo....
Vas a encontrar además de lindos panoramas, unas callecitas lindas para
caminar, llenas de negocios de todo tipo de souvenir, regalitos, etc. Lindos bares y restaurantes de distinto precio o podés hacer
picnic, eso si subirás en bus con tu canasto o bolso. Hay un castillo de la
Edad Media, de piedra, al que seguro irás y te va a encantar, es simple pero el sitio adonde está ubicado lo hace todo un
"mirador"de la bahía inferior.
La oficina de turismo está en la Piazza San Antonio. Para
tomar algo es recomendable un vino alla mandorla en el Bar
San Giorgio, en la entrada al pueblo, por donde todo ha pasado una
cola infinita de famosos en su visita a Sicilia.
La ventaja con respecto a Taormina es que el
flujo de turistas es mucho menor, y por ello se puede disfrutar de apacibles
paseos, y con una visita no menos sugerente al bar Turisi. La
peculiaridad del loca, además de su excelente vino de mandorla (almendras), y
de la tradición familiar que ha regentado el bar desde hace varias generaciones, es su decoración a base de falos
y marionetas sicilianas (pupi). Desde luego el bar Turisi no dejará indiferente
a nadie.
GIARDINNI NAXOS
Naxos
(del latín Naxus) fue una colonia de Sicilia en la costa
este de la isla entre Catania y Mesina. Estaba
en la desembocadura del Acesines en el lugar donde después se construyó Tauromenium.
Actualmente Giardini Naxos es una localidad balnearia,
volcada al turismo, donde sus playas se llenan de bañistas. Sobre
la historia de Naxos podemos decir que se cree que fue la primera ciudad
griega de Sicilia, fundada un año antes de Siracusa el 736 a.C. El fundador fue
Teocles, supuestamente ateniense, que después de naufragar en las costas de
Naxos volvió con un contingente de colonos para crear un asentamiento, bajo la
advocación de Apolo Arquegetes. El nombre seguramente le fue otorgado por la
presencia entre los colonos de la isla de Naxos. Por Herodoto se sabe que fue
conquistada por Hipócrates de Gela hacia el 498-491 a.C, que probablement la
sometió, y después pasó a Gelón de Siracusa y a su hermano Hierón I bajo el que
aparece en 476 a.C.
Las alianzas con los atenienses durante la Guerra del Peloponeso para hacer
frente a las sacudidas de Mesina y Siracusa, no impidieron que en el 403 a.C fuera destruida por
Dionisio I de Siracusa, quién a traición tomo la ciudad, vendió a los
habitantes como esclavos y permitió a los Siculos que se apoderaran de Naxos.
El nuevo asentamiento bajo el Monte Taurus tomó el nombre de Tauromenion (hacia
el 396 a.C)
sobre la vieja Naxos.
El yacimiento arqueológico de Giardini Naxos
excavado en los años 60 en el extremo del cabo Schisò
mostró el trazado de las calles y casas de la antigua colonia de Naxos, además
de constatar la existencia de una zona sagrada y santuarios como el dedicado a
Aolo Arquegetes. La muralla megalítica de permite definir los límites de la
ciudad. En el pequeño museo podremos ver piezas relativamente menores, fruto de
las excavaciones, y pertenecientes a las diferentes fases de civilización de
Naxos.
Lo más atractivo de la visita al parque
arqueológico, es disfrutar del recorrido entre numerosos naranjos que crecen
por doquier, entre los restos de edificios que ocultan al paso del caminante,
restos de cerámicas que salen a la luz cuando se da una patada al suelo.
Realmente impresiona la cantidad de material excavado, que se amontona en cajas
a la espera de un estudio más detallado, al mismo tiempo que entristece como no
se dá más salida a la cantidad de información que podría aportar una excavación
más exhaustiva y controlada del yacimiento de Giardini Naxos. Uno no puede
dejar de sentir que el expolio está a la alcance de la mano
de cualquier turista que sigiloso, alargue la mano hacia los restos que
florecen en cada rincón de Naxos. Muy cerca podemos encontarlas gargantas de
basalto de la Gola de Alkantara, o la joya
siciliana de Taormina
TYNDARI
Tindari en la provincia de Mesina
es una dos puntos turísticos más visitado de la costa
norte de Sicilia. Además de la ciudad griega, el santuario de la
Madonna Nera es la meta de la peregrinación
di fieles de toda Italia, y sin duda es uno de los espacios religiosos con
mayor visitas de toda la isla. El 8 de septiembre la procesión anual recibe un
gentío enorme que sube en procesión hasta el santuario.
Para terminar el circuito, la naturaleza brinda
un maravilloso refugio visual. A los pies del acantilado donde se yergue el
santuario, los Lagos de Marinello tienen una
caprichosa forma que gracias a la vista aérea
dibujan una estampa magnífica del golfo de Patti. La Madonna nera,
El santuario de Tindari recibe el nombre por la virgen negra que preside la
iglesia. El edificio actual es reciente, 1956-79, y sustituyó a la iglesia
antigua del siglo XVI. Un lugar con unas vistas magnificas que no te dejara impasible. Alrededor del Santuario existen unas sendas por las que se puede hacer paseos. Tambien hay tiendas en las que podremos comprar una gran variedad de souvenirs. El aparcamiento se encuentra antes de llegar al Santuario.
MILAZZO
Milazzo es la puerta por excelencia de entrada a las islas eolias. Lamentablemente las
ansias por llegar al archipiélago provocan que pasemos a menudo de largo sin
apreciar las oportunidades de conocer la ciudad. Los ferries salen
del puerto despidiendo la “isla continente”, camino a
otras islas más pequeñas. Llegar a las Islas
Eolias es sumamente fácil ya que salen ferries diarios desde Messina, Palermo,
y principalmente Milazzo, que es la puerta de entrada
a las islas. Las naves parten hacia Lípari, Stromboli, Vulcano, Panarea, Salina, Filicudi y Alicudi, en ocasiones haciendo escala
en otras de las islas del archipiélago eólico. Il
Castello Tras su restauración el castillo ha vuelto a ocupar el lugar
de importancia que tuvo durante los 5.000 años que lleva
habitado de forma ininterrumpida la elevación, desde la ocupación neolítica
hasta convertirse en atalaya sobre el Tirreno de griegos, romanos, bizantinos ,
árabes (que levantaron el primigenio castillo) y españoles que añadieron el
último cinturón defensivo de bastiones. Este “corazón” de la ciudad se asienta
sobre una roca natural desde donde se divisa una panorámica que va desde las
islas Eolias hasta Calabria.
Además del Mastio, la ciudadela del castillo,
rodeada por las sucesivas cintas amuralladas aragonesas y españolas, pasear por
Milazzo nos permitirá descubrir sus numerosas iglesias, como el Duomo de
S. Stefano, s. Caterina, los restos de la necrópolis tardoromana y
protobizantina, el jardín de Villa Vaccarino , el barrio de los españoles
(quartiere degli Spagnoli) con el Antiquarium araueológico y sus restos de la ciudad romana, las Tonnara, el fortín de
Castriciani o la gruta de Polifemo. El palacio dei Marchesi d’Amico,
actual bibilioteca municipal es un lujoso ejemplo de edificio nobiliario del
siglo XVIII, de una de las familias más ricas, propietaria de las Tonnare y
extensiones de viñedos. Por otro lado, la iglesia de S. Francesco di Paola,
patrón de la gente de mar, recibe en mayo a un gentío inmenso en una de las
fiestas más intensas de Milazzo.
En el fortín de Castriciani merece la pena destacar un dibujo denominado
Scarabeo, cuya función se desconoce si traspasaba lo estético o servía de
cuadrante solar. De paso por Milazzo no
ahy que perderse el santuario de Tindari a unos 30 km, y sobre todo los Lagos de Marinello
con sus formaciones de arena en el mar azulado. La vista nos dejará
boquiabiertos, y es que la naturaleza parece sacar pecho ante las obras
levantadas por el hombre. Desde este balcón al Tirreno, podemos pasar horas
atentos a las formas caprichosas de la lengua de arena de los lagos de
Marinello, que son protagonistas sobre un fondo azul donde se
distinguen las islas eolias. La laguna cubre un área de unas 400 hectáreas que la
región de Sicilia protege para evitar que se diluya. Los nombres de los
pequeños lagos son: Marinello, el más grande y lacustre, Mergolo della Tonnara
y el lago Verde. La reserva también vela por la
gruta natural de Donna Villa, llena de formaciones de estalactitas y
estalagmitas, donde según la tradición oral una Maga atraía a los marineros con
su canto y su belleza y los devoraba.
AGRIGENTO
Aunque tiene mar y un casco antiguo respetable,
en Agrigento hay que ir directos al Valle de los Templos. No perdáis el
tiempo en la localidad si lo que queréis es viajar por Sicilia. Impresionante el yacimiento
dórico que parece brillar al atardecer, Los siete templos son: Heras,
Concordia, Zeus Olímpico, Heracles,
Hefesto, Asclepio y de los Dioscuros,
aunque los mejores conservados son los de Heras y el de la Concordia. Declarado
Patrimonio de la Humanidad. ¡Y no es para menos! Preparad los sombreros
y la portección solar, si la visita la hacéis en verano.
Nos fuimos para Agrigento, concretamente al
recinto arqueológico, que está pasando Agrigento y es muy fácil llegar siguiendo
las indicaciones, justo en la puerta de entrada había un aparcamiento y cuando
fuimos a comprar los tickets, nos dijo el chico que “quitáramos la máquina” de
allí (porque en Sicilia a los coches le llaman máquinas) que se la llevaba la
grúa y nos indicó que más abajo pasando la curva de la carretera a la derecha
se encontraban los aparcamientos del recinto y la otra entrada de acceso a la
zona arqueológica, cuya salida se encontraba frente al lugar donde nos
encontrábamos en ese momento, separada por la carretera, sacamos la entrada 10€
más 1€ por la exposición itinerante que se encontraba en esos momentos allí del
escultor Igor Mitorag que más adelante describiré.
El
Templo de la Concordia es uno de los mejor conservados de la Antigüedad
griega. Es una de las más perfectas realizaciones de la arquitectura dórica.
Posee 6 × 13 columnas y mide 16,92 × 39,44 m. Recibe su nombre por una inscripción en latín
encontrada cerca del templo, en la que figuraba la palabra latina «concordia».
ISLAS EOLIAS
Para el viajero que
recorre Sicilia, tan llena de atractivos, una excursión a esas islas puede ser
un complemento interesante, puesto que el viaje por el mar y su origen
volcánico suponen un atractivo adicional. El conjunto de las islas fue
declarado Patrimonio dela Humanidad por la UNESCO en el año 2000. El puerto más cercano para viajar hacia las
islas es Milazzo, situado en la costa
norte de Sicilia, a 250 Kms. de Palermo, 120 Kms. de Catania y 38 Kms.
desde Messina. De allí parten ferrys y aliscafos que llevan a las
distintas islas. Si lo que atrae más al viajero son los volcanes activos, las
islas a visitar son Vulcano y Strómboli. A Vulcano puede irse y volver en el
día; Strómboli, más alejada, exige pasar noche, pero compensa suficientemente
el espectáculo del volcán vivo, que produce una extraña atracción.
La isla de Strómboli, ya desde
la distancia, muestra su silueta de volcán, con su forma de cono de 924 metros
de altura. El volcán está permanentemente activo y cada poco tiempo emite
erupciones, precedidas de sonoros rugidos. La lava desciende por la llamada
Sciara del Fuoco hacia el mar. Las dos
poblaciones de la isla, situadas en la ladera opuesta, San Vicenzo y Ginostra,
son lugares tranquilos, con blancas casas apiñadas, playas de arena negra,
paisaje de olivos centenarios y restos de lava por doquier. La ascensión al
volcán atrae a los visitantes, que han dado vida a la isla, al tiempo que
llegan a invadirla en verano. La subida supone un esfuerzo, son tres horas de
caminata, pero merece la pena acercarse al cráter y ver de cerca los estallidos
del volcán y el magma incandescente que arroja. Hay excursiones organizadas con
guía, para las que hay que ir provisto de botas, abrigo e impermeable y una
linterna. Las erupciones son especialmente impresionantes por la noche y también
pueden contemplarse en la lejanía a bordo de
algún barco.
La isla de Vulcano está más
cerca de la costa siciliana (dos horas en ferry, bastante menos en un
aliscafo). Tras el muelle del puerto se extiende un lindo pueblo con numerosas
casitas y vegetación. La pista de subida al volcán tiene bastante pendiente y
resulta molesta de subir pues la ceniza de lava es un mal soporte para caminar.
Cuesta una hora llegar a la cumbre. El cráter del volcán desprende vaharadas
sulfurosas, entre lodos crepitantes, de olor penetrante; los carteles advierten
del peligro de intoxicación en caso de estancia prolongada. Allí arriba la
vista es espléndida: por un lado, se contempla la profundidad del cráter; por
otro, el conjunto del archipiélago y se domina el resto de la isla y de la
cercana Lipari, que ofrecen un paisaje de calas azules, puertos deportivos y
playas. Junto al mar, en el farallón de Levante pueden tomarse baños de lodo
caliente, que parece tener cualidades terapeúticas.Cómo llegar: Se puede
llegar a las islas Islas Eolias desde Sicilia a través del ferry que
parte: En Messina, con servicio a las 6:50, 8:40, 13:25, 15:25 y 18:55 horas.
El trayecto de 3:30 horas por un precio de 25€.
En Milazzo, con salidas a las 6:20, 9:50, 9:40, 12:00, 14:25, 15:10, 16:20,
19:10 horas. El trayecto es de 2:30 horas y el precio de 18€. En Palermo, con viajes de 4:30
horas a las 6:55 y 14:00 horas. El precio es de 44€. En Cefalu, con sólo un
servicio a las 8:15 horas. El trayecto es de 2:50 horas y el precio aproximado
28€.
SCALA DEI TURCHI
La “Scala dei Turchi” o “Escalera
de los turcos” en español, es un hermosísimo y extenso acantilado rocoso que da
al mar, ubicado en Realmonte, a 18 kilómetros de Agrigento en la isla de
Sicilia. Lo que hace de este acantilado tan hermoso es sin lugar a duda su
color pues es formado de una piedra llamada Marga, una piedra calcárea
sedimentaria totalmente blanco puro, en la que el viento y las lluvias a través
de los siglos han dibujado en ella amplios escalones. Dicen que el nombre
proviene de las antiguas incursiones de los piratas sarracenos y árabes
(generalizando: Turcos) que protegían sus embarcaciones del viento en medio de
estos acantilados.
Entre las playas que dominan la Scala dei Turchi se encuentran Rosello, Giallonardo, Le Pergole y Punta Grande, todas con excelente arena fina y con mar de un azul turquesa realmente invitante. Este acantilado se levanta en medio de hermosas playas de arena fina a la que se accede solo si se camina por las blancas escaleras de la piedra. Es sin lugar a dudas un lugar muy sugestivo y hermoso que os impresionará incluso antes de llegar.El mar es increíblemente transparente, unido a la brillantez de los escalones blancos, todos inclinados en dirección al mar.Un lugar que no se pueden perder. Lo mejor de la visita es que es gratis (raro en Sicilia). Es recomendable sin duda alguna tomarse su tiempo en esta cala de Sicilia y pasar una mañana o incluso todo el día, ya que nos trae una grata sorpresa si andamos por los acantilados unos cinco o diez minutos que nos llevan a unas pequeñas playitas en las que podremos disfrutar de un dia inolvidable. Las formidables vistas, su agua cristalina, un baño reconfortante en unas aguas tranquilas y transparentes, en general todo su entorno haran que no olvidemos jamas este lugar idilico. A mitad de camino entre la entrada a la cala, que esta bien indicada, bajaremos por unas escaleras de madera, las cuales nos llevan hasta el mar, desde alli andaremos por la orilla unos 10 minutos y llegaremos a la pequeña subida de roca blanca, una vez arriba seguiremos andando otros 5 minutos y llegaremos a un par de pequeñas playitas a las cuales tendremos que bajar por la proipia piedra. la dificultad no es grande al bajar aunque a simple vista lo parezca. encontrando el sitio adecuado bajaremos sin ningun problema y a disfrutar de la jornada.
Entre las playas que dominan la Scala dei Turchi se encuentran Rosello, Giallonardo, Le Pergole y Punta Grande, todas con excelente arena fina y con mar de un azul turquesa realmente invitante. Este acantilado se levanta en medio de hermosas playas de arena fina a la que se accede solo si se camina por las blancas escaleras de la piedra. Es sin lugar a dudas un lugar muy sugestivo y hermoso que os impresionará incluso antes de llegar.El mar es increíblemente transparente, unido a la brillantez de los escalones blancos, todos inclinados en dirección al mar.Un lugar que no se pueden perder. Lo mejor de la visita es que es gratis (raro en Sicilia). Es recomendable sin duda alguna tomarse su tiempo en esta cala de Sicilia y pasar una mañana o incluso todo el día, ya que nos trae una grata sorpresa si andamos por los acantilados unos cinco o diez minutos que nos llevan a unas pequeñas playitas en las que podremos disfrutar de un dia inolvidable. Las formidables vistas, su agua cristalina, un baño reconfortante en unas aguas tranquilas y transparentes, en general todo su entorno haran que no olvidemos jamas este lugar idilico. A mitad de camino entre la entrada a la cala, que esta bien indicada, bajaremos por unas escaleras de madera, las cuales nos llevan hasta el mar, desde alli andaremos por la orilla unos 10 minutos y llegaremos a la pequeña subida de roca blanca, una vez arriba seguiremos andando otros 5 minutos y llegaremos a un par de pequeñas playitas a las cuales tendremos que bajar por la proipia piedra. la dificultad no es grande al bajar aunque a simple vista lo parezca. encontrando el sitio adecuado bajaremos sin ningun problema y a disfrutar de la jornada.